Presentación general
Abren un camino espiritual, el camino de amor, centrado en la persona de Cristo y de la Eucaristía. Desarrollan la vocación de los seglares en el mundo, respondiendo a la llamada a la santidad que se dirige a todos los bautizados. Sacerdotes, los Misioneros de la Eucaristía, adoptan esta espiritualidad, y tienen los mismos objetivos que las Casas de adoración, lo que les ayuda a vivir su vocación y su misión.
La Sagrada Familia, como modelo de vida
Como la Virgen María en su casa de Nazaret, las almas de adoración no pasan una jornada sin mirar a Jesús y viven de un amor de adoración. Velan hasta el día de su vuelta, preparando así en el silencio del alma, en una vida de unión a Cristo, el acontecimiento esperado de su venida gloriosa.
Por el mundo entero…
La vocación de las Casas de adoración es ser fermentos de vida como la levadura en la masa en cualquier país y cualquier medio donde estén. Así, son un verdadero modelo de inculturación.
En misión permanente
La misión de las casas es multiplicarse sin cesar para llevar al mundo el amor de Jesús-Eucaristía, por un verdadero ministerio de visitación cumplido en la sencillez de la vida cotidiana. Es la espiritualidad del Pan cotidiano.
Finalidad
Por su vida intensamente eucarística, las Casas de adoración constituyen un pueblo de adoración dentro del mundo y obran por el reinado de la Eucaristía en la tierra. Por su consagración del mundo a la Persona Viva de Cristo en la Eucaristía.