Es un acto de confianza para con la Virgen María en que cada uno le entrega su persona y su vida, su familia y su casa. Se trata de la primera etapa para ser Casa de adoración.

Este acto permite descubrir de nuevo y actualizar el sentido de este sacramento que es el fundamento de una vida cristiana. Es también una nueva toma de conciencia del sacramento de Confirmación y de las promesas del sacramento del Matrimonio.

Así se concreta el amor a Cristo y el deseo de vivir unido con él. Esta etapa manda a cada uno en misión de evangelización. Entonces es cuando se expresa la adhesión a la asociación.