Jueves Santo, día de luz

por Marie-Benoîte ANGOT

» En el itinerario que nos lleva a Pascua, entramos en los misterios dolorosos durante la Semana Santa.

Sin embargo, entre estos días santos, hay uno que es día de luz, y para subrayarlo, el Papa Juan -Pablo II lo incluyó en los Misterios Luminosos : es el Jueves Santo (véase : Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae).

En la gracia de este día, deseamos intensamente vivirlo plenamente. El amor a la Eucaristía, en el centro de las Casas de adoración, nos invita a eso particularmente.

De hecho, la institución de la Eucaristía reúne :

La alegría del nacimiento : el nacimiento eucarístico de Cristo.

La luz de un don nuevo : el Cuerpo y la Sangre de Cristo dados a los hombres, como sello de la alianza Nueva y Eterna .

El dolor de la pasión : el sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios.

La gloria de la Pascua : Cristo resucitado y, en esperanza, nosotros con él, en la espera de su venida.

Alegría, luz, dolor y gloria : todos los misterios de la vida de Cristo están presentes en la Santa Cena del Señor.

También son los misterios de la vida de cualquier discípulo de Cristo que lleva ese hermoso nombre de Cristiano. Alegría, luz, dolor están en su camino, también con la gloria, todavía con esperanza. El Jueves Santo es un día intenso.

Es el momento en que el corazón de la Iglesia late con más fuerza. Es el momento en que cada cristiano, que ama a Cristo, está más unido a él. Ojalá cada Casa de adoración esté en el Cenáculo con Jesús y más aun contra su pecho como San Juan para oír sus latidos. En la celebración y la adoración de la Eucaristía, ojalá cada uno tenga una conciencia más viva de este don inestimable.

La liturgia del Jueves Santo nos permite vivir lo que propone la exhortación apostólica « Sacramentum Caritatis » en la relación intrínseca entre celebración y adoración (véase n.66). A la celebración de la Cena sigue un largo momento de adoración delante del « Monumento ».

Es en « la admiración de adoración » (Sacramentum caritatis n. 95) cuando podemos recibir plenamente el don de la Eucaristía. Beberemos en la fuente del Amor para que brote como Agua Viva para nuestros hermanos, y seguiremos nuestro camino con María, « mujer eucaristíca » en la esperanza ardiente del *Encuentro que se acerca.

Buena y Santa Fiesta de la Cena del Señor.

İ Buena y Santa Fiesta de Pascua, en la adoración de Jesús Vivo !

İ Ojalá el amor a la Eucaristía esté siempre en el centro de la vida de las Casas de adoración !»

La Casa de Nazaret, raíz de la Iglesia

Por el Cardenal José RATZINGER
« El Dios de Jesucristo »
Editorial francesa : Fayard 1977

Una manera demasiado sentimental de evocar la vida de Jesús en Nazaret es engañosa porque atenua el misterio. Tenemos que buscar en otro sitio el origen de la veneración a la Sagrada Familia.

Fue el Cardenal LAVAL , en el Siglo XVIII en Canadá, quien la desarrolló, apoyándose en la responsabilidad del fiel seglar. El Cardenal reconoció la necesidad de dar a la población colonial una estructura social sólida para impedir que, por falta de raíces y de tradición, desaparezca. No había bastantes sacerdotes para fundar comunidades eucarísticas constituidas… Por eso, se fijó en la familia. La vida de oración fue confiada al padre de familia.

1) La casa y la familia son una iglesia

A partir de Nazaret se descubre que la casa y la familia son una iglesia y se toma en cuenta la responsabilidad sacerdotal del jefe de familia.

En la « Galilea de los paganos », Jesús recibe una educación judía.

Sin ir a la escuela, aprende a conocer la Escritura, en la casa donde se halla el hogar de la Palabra de Dios.

2) Las raíces de la Gran Iglesia, escondidas en la atmósfera de Nazaret.

Sin embargo, las pocas alusiones de Lucas bastan para darnos una idea tanto del espíritu de responsabilidad y de abertura , como del fervor y de la rectitud que caracterizan esta comunidad y que hicieron de ella una realización de la Israel Verdadera.

Pero reconocemos ante todo en la acción de Jesús, que lee las Escrituras y las conoce con la certidumbre de un maestro – de la manera en que domina las tradiciones rabinícas, cómo la vida común en Nazaret, fue fructuosa para su aprendizaje.

¿Y todo eso no tendría nada que ver con nosotros que vivimos en una época en que la mayoría de los cristianos tienen que vivir en una « Galilea de paganos » ?

La gran Iglesia no puede crecer ni prosperar, si la dejamos en la ignorancia de que sus raíces están escondidas en la atmósfera de Nazaret.

3) El último lugar

El verdadero misterio de Nazaret fue descubierto, de modo nuevo, en su contenido más profundo, sin que los contemporáneos se dieran cuenta. Fue charles de Foucauld quien, buscando « el último lugar », encontró Nazaret. Durante su peregrinación a Tierra Santa, fue el lugar que le impresionó más. No se sentía llamado a caminar detrás de Jesús en su vida pública.

Nazaret le conmovió en lo más profundo del corazón. (M. Carraiges, Charles de Foucauld, explorateur mystique. Cerf 1958)

– Quería seguir a Jesús, silencioso, pobre y trabajador.

– Quería cumplir al pie de la letra la palabra de Jesús : « Cuando te inviten, ponte en el último lugar » Lc 14,10

– Sabía que el mismo Jesús había dado la explicación de esta palabra viviéndola primero.

– Sabía que, antes de morir, en la Cruz, desnudo y sin nada, Jesús había escogido en Nazaret, el último lugar.

4) La Alianza Nueva empieza en la casita de la Virgen

Entrando en la experiencia de Nazaret, en la meditación viva acerca de Jesús, Charles de Foucauld abrió un camino nuevo para la Iglesia. Fue el punto de partida de un nuevo descubrimiento de la pobreza, en la idea y en la realidad.

Nazaret tiene un mensaje permanente para la Iglesia. La Alianza Nueva no comienza en el Templo, ni en la Montaña Santa, sino en la casita de la Virgen, en casa del trabajador, en uno de los lugares olvidados de la «Galilea de los paganos » de la cual nadie esperaba algo bueno.

Sólo a partir de eso la Iglesia podrá salir y sanar. Nunca podrá dar la Verdadera respuesta a la rebeldía de nuestro siglo contra la potencia de la riqueza, si adentro no es una realidad vivida.